Todo comenzó cuando Jorge, fundador de Cocopí, se independizó. Hasta ese momento, no había pensado en algo que parece evidente, pero que no lo es tanto; que, cada día, tenemos que tomar una decisión importante: decidir qué vamos a comer. Y debemos hacerlo cumpliendo varias premisas: que sea rápido (y se adapte a nuestras rutinas imparables), saludable, y si además podemos disfrutar del momento, aun mejor.

Como era de esperar, cumplir con las tres no es sencillo. "Todas las soluciones de alimentación tienen un denominador común: que son comida industrial. Y esto, tanto el paladar como la salud, lo notan. No es lo mismo comerte unas lentejas que han sido preparadas con amor y cariño para cinco personas, que unas elaboradas en cadena para doscientas o dos mil", detalla Jorge a Traveler.es.

Cuando Jorge estuvo viviendo en Sudamérica, se dio cuenta de que las amas de casa vendían comida, hecha por ellas, en las oficinas rebosantes de gente. Y esta idea gustaba a los trabajadores, que fueron abandonando otras opciones como bares y restaurantes de la zona.

Esta idea, que probablemente surgiese por una cuestión de necesidad e ingenio (muchas veces van de la mano) fue precisamente la que animó al fundador de Cocopí a perseguir su particular propósito: que la forma de comer saludable se convirtiese en un hábito. Para ello, cada día se preparan ocho raciones de cada plato, como ocurriría en una cocina de casa, con ingredientes de calidad y proximidad.

De hecho, la sostenibilidad es uno de los ingredientes fundamentales en esta empresa. Los repartidores tienen un contrato de trabajo justo y los cocineros pueden ganarse la vida de una manera digna sin renunciar a su vida fuera del ámbito laboral; derechos de los que no siempre disfrutamos.

Aunque sin duda, lo más interesante, es que los comensales contribuyen a que esto ocurra. "Cada vez que alguien compra a través de Cocopí, está impactando directamente en cocineros que viven en su misma zona, y que a su vez compran las materias primas en comercios locales, favoreciendo así el consumo de proximidad y la economía circular", resume Jorge.

Pero que sea comida saludable y en pequeñas cantidades, no significa que los platos se alejen de los que podemos disfrutar en un restaurante de vanguardia. "No todos los platos son tradicionales, también ofrecemos cocina más innovadora", asegura.

Con más de 137.000 pedidos a sus espaldas, Cocopí funciona de una manera sencilla y empática. Cada cocinero se hace responsable de la compra de la materia prima que usará para preparar sus platos, pero la empresa premia que lo hagan en comercios locales y, además, ayuda a reducir sus costes. En cuanto a las recetas, son también los chefs los que deciden qué preparar, pero Cocopí, después de cuatro años en el sector, sugiere ideas, teniendo en cuenta qué es lo que más gusta según la zona o el momento del año.

El consumidor solo ha de entrar en la página web, escribir el nombre de su calle, y escoger entre las opciones disponibles, siempre deliciosas, con distintas opciones vegetarianas, y asequibles.

www.cocopifood.com