La sostenibilidad en los restaurantes, pese a los numerosos meandros que sortear para que estos lleguen hasta aquella, está pidiendo ya un código de buenas prácticas que sirva como regulador de las mismas y, por ende, termine por reconocer mediante una certificación profesional, rigurosa, completa y perseverante que emerite a aquellos restaurantes que tengan como objetivo tal loable y necesaria aspiración.
Desde Restaurantes Sostenibles iniciamos este año el largo camino hacia la certificación. Y decimos largo porque, pese a que algunos lo estimen demasiado lejano, el año 2030 debería ser el fijado como meta, para contar con un buen número de, realmente, restaurantes sostenibles.
Sí, 10 años para lograr una meta. ¿Son muchos? Ojalá nos equivoquemos. Pero, nos tememos que salvo que las normas lo impongan, en plazos que no siempre son los debidos, la discrecionalidad no tiene visos -por el momento-de revocar nuestra pseudo-profecía.
Convocamos pues a los restaurantes más audaces, a que suscriban nuestro proyecto -en breve se hará público- y que cuenta con un año de preparación para abordar un proceso de autoevaluación -nadie mejor que el propio restaurante para fijarse metas- del nivel de sostenibilidad, que los lleve, en etapas y plazos abordables, a tan deseable y necesario objetivo.
Diez años no son muchos y 2030 es un año vital para el desarrollo sostenible. Los restaurantes, ese año, han de ser tan protagonistas de la sostenibilidad como lo serán las empresas de otros sectores, si acaso, más preparados para ello.