A partir del primero de enero, los restaurantes en Francia deberán tener mucho cuidado con los residuos que generan, ya que si superaran las 10tm/año, se verían sometidos a más impuestos de los que pagan, por no hablar de multas y sanciones.
Tal situación deriva de la legislación Grenelle 2, técnicamente la ley 2010-788 de 12 de julio del 2010 que regula la valorización de residuos en el restaurante y que se ha actualizado recientemente (17 de agosto del 2015) con la ley de “transition energetique pour la croissance vert” con nuevos plazos de asunción de la normativa hasta el 2025.
Las disposiciones legales sobre el tema de residuos y en especial orgánicos, no cogen desprevenidos a los restauradores franceses, ya que han participado en estudios para alcanzar el idóneo ratio que evite “cruzar la línea roja de las 10Tm año, equivalente a servir diariamente entre 120 150 cubiertos” y tenido 5 años para acomodarse a ellas, con iniciativas por ejemplo como la de los restaurantes de la Synhorcat, que han creado un sistema colectivo de recogida de residuos como input de su propia planta de compostaje, el uso de compostadoras in-situ practicando la doctrina del zero waste o la del uso y oferta de las doggy-bag, en promoción en algunos restaurantes de Paris, en colaboración con la firma proveedora TakeAway, que ha causado cierta confusión, puesto que la patronal UMIH ha desmentido, recientemente, que fuera obligatorio por parte del restaurante, entregar gratis bolsas para que los comensales se lleven al hogar lo que no consuman en el local.