Parece el título de una película de guerra. Y lo es. sobre todo, de guerra.
Si hay asignatura pendiente de difícil aprobado, esa es la relacionada con la logística y distribución a un sector como el de los restaurantes, donde apenas los denominados organizados han podido resolver el tema, no sin afrontar un costo a veces no asumible y renunciando a algunos principios de identidad, como por ejemplo proveedores que ahora no están en situación de cumplir los requisitos que se exigen, para formar parte de una racional cadena de suministro.
Si el principio de entrega única va camino de generalizarse gracias al esfuerzo de proveedores y de distribuidores, que han sabido entender sus nuevas funciones, nuevos nubarrones se ciernen sobre esta fase operacional, derivada de los temas medio ambientales.
Las noticias que llegan desde capitales como Madrid o Barcelona sobre la contaminación atmosférica de los vehículos que circulan por sus calles y avenidas, más la congestión de tráfico que generan en algunos barrios, autos, furgonetas y camiones de reparto, incrementado éste de forma exponencial, como consecuencia del auge del e-commerce, está llevando a los cartapacios municipales, la toma de medidas que, no cabe duda afectarán al aprovisionamiento de bares, cafeterías y restaurantes.
Hay entidades cercanas al sector, como AECOC, que poseen foros de análisis muy convenientes para que sus conclusiones sean tomadas en cuenta, al igual que soluciones municipales como la creación de micro plataformas logísticas, para ir reduciendo el tamaño del vehículo que ha de llegar al lugar de destino, si bien sin haberse resuelto zonas y lugares definitivos de descarga, así como idóneos horarios para todos.
Hablar de eficiencia aquí, es reiterarnos en algo necesario en todo el sistema operativo de los restaurantes. Pero, quedan temas por resolver: la optimización de las cargas, la sostenibilidad de las flotas o la adopción de una logística nocturna, ayudaría a que la última milla no se plantee en un escenario, como el de aquellos soldados que, para llegar al objetivo, deben avanzar sobre un infierno de fuego cruzado, en el que los más débiles van cayendo inexorablemente.
Como dicen los expertos, hay que responder ante la dificultad con planificación en vez de con reacción.