Los propietarios de numerosos restaurantes hacen cábalas sobre cómo abordar el servicio de agua en las mesas de sus locales. Por un lado, saben de que el comensal agradece el gesto de que el agua, gratis o no, se sirva en jarra, lo cual hace presumir que la sostenibilidad campa por el restaurante: menos contribución al deterioro medio ambiental (transporte, almacenaje, residuos de vidrio o plástico del envase…), pero, por otro lado, supone renunciar a los pingües ingresos que facultan los proveedores marquistas de aguas.
En España siempre quieren tener razón quienes argumentan la bondad del agua envasada (liderados por la patronal ANEABE) y quienes defienden el agua filtrada. Cabría consultar al comensal y al restaurador, como han hecho en Francia.
En el vecino país, CHD-Expert acaba de publicar un preciso estudio sobre la opinión del comensal y el restaurador, sobre el deseo de contar en los restaurantes con agua filtrada instantánea. Bajo el título, “L´eau en Restauration: source de profit”, el director del estudio Nicolas Nouchi, manifiesta que el restaurador desea satisfacer el deseo de los clientes, en cuanto a disponer de agua no envasada, más allá de que se utilice por algunos locales como elemento de diferencia competitiva .
Iniciativas de independientes son ya un referente en España sobre la actitud del restaurador con respecto a este tema. Más allá de los restaurantes gastronómicos, casos como los de Botánico en el mercado de San Antón de Madrid (ver en you tube) son el comienzo del fin. Seguro que los proveedores marquistas saben de ello y están preparados para cubrir la nueva demanda.
Sólo es preciso mayor determinación por parte de la exigencia del comensal, tal como se desprende del estudio elaborado por CHD-Expert que conviene leer.
Más información jperez@chd-expert.com