El Pacto Verde Europeo exige la transformación de nuestra economía en una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva en la que se eliminen gradualmente las emisiones netas de gases de efecto invernadero y se proteja el capital natural de la UE. El Plan de Recuperación para Europase propone impulsar las transiciones ecológica y digital y hacer que la economía europea sea más justa, más resiliente y más sostenible para las generaciones futuras.
Si la economía azul global fuese comparable a una economía nacional, sería la séptima más importante del mundo, y el océano como entidad económica sería miembro del G7. Opera en el ecosistema más grande del planeta: los océanos contienen el 97 % de toda nuestra agua y el 80 % de todas las formas de vida. El océano nos rodea y nos sustenta, ya que nos proporciona oxígeno suficiente para respirar, alimentos para prácticamente la mitad de la humanidad y recursos esenciales para la salud humana, sin hablar de la red de interacciones económicas que genera.
La economía azul europea proporciona 4,5 millones de empleos directos, muchos de ellos en regiones con pocas alternativas. Abarca todas las industrias y los sectores relacionados con los océanos, los mares y las costas, tanto los basados en el medio marino (por ejemplo, el transporte marítimo, la pesca, la generación de energía) como los basados en tierra (por ejemplo, los puertos, los astilleros, la acuicultura en tierra, la producción de algas, el turismo costero). Es un segmento de nuestra economía vasto y en rápida evolución que en el último decenio ha adoptado medidas importantes para modernizarse y diversificarse. En paralelo a los sectores tradicionales, están evolucionando y creciendo sectores innovadores, como el de la energía oceánica renovable, la bioeconomía azul, la biotecnología y la desalinización, lo cual abre nuevas perspectivas y crea empleo.
Estas y otras actividades económicas tienen un impacto acumulativo en el medio marino, desde la contaminación visible, como los desechos plásticos y los vertidos de petróleo, hasta la contaminación invisible, como los microplásticos, el ruido subacuático, los productos químicos y los fertilizantes. Los efectos del cambio climático y de las emisiones de gases de efecto invernadero son devastadores para nuestro océano, nuestras costas y las personas que viven en esas zonas, y van desde los cambios en la temperatura del agua hasta la acidificación y el aumento del nivel del mar y de la frecuencia e intensidad de las inundaciones y la erosión. Estos efectos, sumados a la amenaza importante que supone la pérdida de biodiversidad, provocada por el cambio climático, la contaminación, la sobreexplotación de los recursos y la destrucción de los hábitats naturales, pondrán a prueba la resiliencia de la economía azul y de la sociedad en su conjunto.
La presente Comunicación adopta una visión sistemática que integra la política oceánica en la nueva política económica europea. Nuestro océano y la «economía azul» que este sustenta son indispensables para lograr la transformación propuesta en el Pacto Verde Europeo. Ejemplos destacados son las contribuciones de los océanos a la producción de energía, la ecologización del transporte y la producción alimentaria sostenible. La contribución de un océano saludable es fundamental para lograr una economía sostenible. Tenemos que conectar mejor las políticas verde y azul, ampliando al mismo tiempo nuestro enfoque más allá de las fronteras de la UE y liderando el camino hacia la gobernanza internacional de los océanos.
Una economía azul sostenible generará nuevas oportunidades tangibles de empleo y negocio. Estas oportunidades surgirán de los esfuerzos por mitigar el impacto en los océanos y las costas y así crear un modelo económico resiliente basado en la innovación, la economía circular y una actitud respetuosa hacia el océano. Esto significa que las empresas que usen o generen recursos renovables, preserven los ecosistemas marinos, reduzcan la contaminación y aumenten la resiliencia ante el cambio climático recibirán incentivos, mientras que las otras deberán reducir su huella ambiental. Esto es importante tanto para las personas como para el planeta. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce que, sin unos océanos saludables, la vida en este planeta corre peligro; sin los recursos oceánicos, las sociedades humanas de todo el mundo pierden la capacidad de sustentarse a sí mismas.
La presente Comunicación establece una agenda detallada y realista para que la economía azul desempeñe un papel principal en la consecución de los objetivos del Pacto Verde Europeo. Gracias a su dinamismo y su potencial de innovación, el sector está en una situación ventajosa para impulsar la transición ecológica y reemplazar la expansión incontrolada por actividades limpias, resistentes al cambio climático y sostenibles que tengan un impacto mínimo en el medio marino. La idea obsoleta de que la protección ambiental está en pugna con la economía está dando paso a la constatación de que, en especial en la industria marítima, el medio ambiente y la economía son indisociables. Debemos dejar de centrarnos en el crecimiento azul y concentrarnos en la economía azul sostenible.
Los mares y los océanos de Europa son aliados naturales para abordar la crisis climática y que afecta a la biodiversidad. Hay importantes lagunas en la aplicación de la legislación de la UE que deben subsanarse para pasar del actual 11 % al 30 % de superficie marina protegida de aquí a 2030, alcanzar objetivos ambiciosos de descontaminación de nuestros mares y aprovechar al máximo los recursos naturales y marítimos europeos para alcanzar los objetivos de Europa para 2030 y su ambición de ser climáticamente neutra. La presente Comunicación, junto con la misión de investigación oceánica prevista, sentará las bases para que estos objetivos se hagan realidad.
La presente Comunicación exige que los operadores de la economía azul avalen los principios del Pacto Verde Europeo.Durante los últimos quince años, la UE ha sentado sólidas bases para la creación de una política marítima integrada y sinergética en Europa, involucrando a los Estados miembros, a las partes interesadas regionales y locales y a la economía verde terrestre. La transición hacia la creación de una economía azul sostenible dependerá de una cooperación aún más estrecha con las partes interesadas, desde las grandes y pequeñas empresas hasta los grupos locales, los jóvenes apasionados por la salud de nuestros océanos y el público en general. Debe reunir a todos los grupos y sectores en torno a una visión común. Como complemento de otras iniciativas actuales de la Comisión, esta Comunicación presenta (en el capítulo 2) la agenda de la economía azul sobre la descarbonización, la conservación de nuestro capital natural, la economía circular y la producción responsable de alimentos. Aunque no es exhaustiva, anuncia algunas iniciativas nuevas y describe algunas herramientas (capítulo 3) y factores clave (capítulo 4) para lograr la transición.
La economía circular y la prevención de residuos
Reducir el de la actividad humana en el mar es una responsabilidad colectiva. La economía azul puede desempeñar un papel esencial en muchos aspectos del trabajo para combatir la contaminación y puede beneficiarse de las nuevas oportunidades que surjan de ese trabajo.
Cada año entran en los mares europeos unas 27 000 toneladas de microplásticos (principalmente plásticos de un solo uso, artes de pesca perdidos o desechados y desechos generados por buques). Tras las medidas de amplio alcance adoptadas en virtud de la Directiva marco sobre la estrategia marina, los Estados miembros de la UE han convenido que una playa debe tener menos de veinte unidades de desechos por cada cien metros de costa. El importante compromiso de mantener los mares de Europa limpios estará respaldado por la Directiva sobre plásticos de un solo uso, cuyo objetivo es eliminar los productos de plástico de un solo uso y los artes de pesca que en la actualidad representan el 70 % de los desechos marinos de la UE. Se está trabajando para hacer lo mismo con los desechos y los microplásticos presentes en los fondos marinos. La Comisión está tomando medidas para desarrollar normas para el diseño circular de artes de pesca que faciliten su reutilización y reciclabilidad cuando llegan al final de su vida útil. La propuesta de la Comisión de revisión del Reglamento de control de la pesca incluye medidas para reducir el daño provocado por los artes de pesca perdidos o abandonados. El nuevo Reglamento relativo al Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura seguirá brindando apoyo financiero a los pescadores para que recuperen y recojan los desechos y los artes de pesca perdidos y para el procesamiento adecuado de estos materiales en puertos y puntos de desembarque, según lo estipulado por la Directiva sobre instalaciones portuarias receptoras. La UE valora el papel de los pescadores como administradores del mar y anima a que se promocione aún más este papel a escala nacional así como por la propia industria.
La clave, sin embargo, es evitar en primer lugar que los desechos lleguen al mar. El plan de acción «contaminación cero» de la UE ofrece una oportunidad única para intensificar las medidas contra la contaminación procedente de los fertilizantes (que provocan la eutrofización), los contaminantes, los desechos (en su mayoría plásticos) y el ruido subacuático.
Además de reducir la contaminación, será indispensable desarrollar modelos y soluciones circulares. El Plan de acción para la Economía Circular de la UE de 2020 establece una agenda ambiciosa para mantener los materiales y los recursos en la economía el mayor tiempo posible y minimizar los desechos a fin de aumentar la circularidad. En lo que respecta al reciclado de buques grandes, la UE cuenta con un conjunto de normas únicas y ambiciosas en el Reglamento relativo al reciclado de buques, que la Comisión tiene previsto revisar para 2023 a fin de evaluar la posibilidad de ampliar su alcance y reforzar el régimen vigente. En lo relativo a la gestión respetuosa con el medio ambiente y el tratamiento óptimo de las plataformas marinas desmanteladas de gas y de prospección de hidrocarburos, la UE sigue la labor del Convenio sobre la protección del medio marino del Nordeste Atlántico y analizará la posibilidad de revisar la legislación pertinente de la UE.
Para hacer frente a las principales fuentes de contaminación de nuestros mares y promover las soluciones de reciclado, la Comisión hará lo siguiente:
- tomar medidas para reducir a la mitad los desechos plásticos del mar, la pérdida de nutrientes en el mar y el uso y el riesgo de los plaguicidas químicos de aquí a 2030;
- tomar medidas para restringir los microplásticos añadidos deliberadamente y desarrollar medidas de etiquetado, normalización, certificación y regulación relativas a la liberación no intencional de microplásticos, incluidas las dirigidas a aumentar la captación de dichos microplásticos en todas las etapas del ciclo de vida de los productos;
- garantizar que los desechos recogidos en operaciones de pesca se declaren en los puertos y que los artes de pesca de plástico se recojan y se reciclen tras su uso. La Comisión elaborará los actos de ejecución pertinentes y ha solicitado a los organismos de normalización de la industria que desarrollen normas aplicables a los artes de pesca reciclables;
- proponer la revisión del Reglamento relativo al reciclado de buques y de los requisitos de la UE para el desmantelamiento de plataformas marinas a fin de garantizar la protección adecuada del medio marino.
- oyo de los fondos de la UE.
Sistemas alimentarios responsables
Mediante un mejor uso de los recursos marítimos y la elección de fuentes alternativas de alimentos y piensos, la economía azul puede contribuir a aliviar la presión sobre nuestro clima y sobre los recursos naturales para la producción de alimentos.
Uno de los sectores responsables de las emisiones de carbono, la contaminación y la pérdida de biodiversidad es el actual sistema de producción y consumo de alimentos. A través de un enfoque global que se propaga a muchos aspectos de la economía azul, el objetivo de la Estrategia «De la Granja a la Mesa» de la Comisión es situar al sistema en una senda sostenible. Esto incluye la pesca responsable para que las poblaciones alcancen niveles sostenibles, la acuicultura sostenible para complementar los límites naturales de captura salvaje y la producción de algas como alternativa a la agricultura.
Las pesquerías europeas han hecho un progreso considerable en la tarea de conseguir que las poblaciones de peces vuelvan a alcanzar niveles sostenibles en Europa y en el cumplimiento de las normas de sostenibilidad de la política pesquera común, en particular en el Atlántico nororiental. Pero todavía siguen existiendo desafíos importantes, como la reducción de las capturas no deseadas y de los descartes a través de técnicas de pesca más selectivas. Los descartes generan desechos considerables y socavan tanto la explotación sostenible de los recursos biológicos marinos como la viabilidad de las pesquerías. La revisión en curso del Reglamento de control de la pesca de la UE, el debate asociado sobre la falta de control de la obligación de desembarque y la necesidad de documentar exhaustivamente la pesca y las capturas accesorias de especies sensibles demuestran la importancia de pasar de los métodos tradicionales de control a los nuevos sistemas digitales.
La digitalización y las herramientas avanzadas para la pesca (como los sistemas electrónicos de control a distancia, la declaración de capturas mediante aplicaciones móviles, la modelización de ecosistemas y las herramientas de inteligencia artificial) pueden optimizar las operaciones de pesca y al mismo tiempo permitir la recogida y el análisis de datos, mejorar el control y el seguimiento, reducir la carga administrativa y, en última instancia, contribuir a la gestión sostenible de los recursos biológicos marinos sin necesidad de presencia física. Estos sistemas de alta tecnología pueden convertirse sin duda en elementos comunes de la industria pesquera. La promoción de unos conocimientos digitales europeos para la industria pesquera daría paso a una nueva generación de empleos.
Si se gestiona de manera sostenible, la acuicultura es una fuente de alimentos y piensos valiosa y de bajo impacto. La acuicultura de la UE cumple normas estrictas en lo que respecta a la calidad de los productos y la salud animal, pero aún existe margen de mejora en términos de diversificación, competitividad y comportamiento medioambiental. Si se siguen desarrollando, la acuicultura de bajo impacto (como la acuicultura de bajo nivel trófico, multitrófica y ecológica) y los servicios ambientales de la acuicultura pueden contribuir en gran medida al Pacto Verde Europeo, la Estrategia «De la Granja a la Mesa» y la economía azul sostenible. Las nuevas directrices estratégicas para la acuicultura de la UE establecen la visión y el plan operativo para lograr esta transformación. Promueven la adopción de mejores prácticas para garantizar el buen comportamiento medioambiental y fomentan las prácticas circulares en la acuicultura, por ejemplo, mediante la vigilancia ambiental de las explotaciones y la gestión de residuos. El plan de acción para el desarrollo de la producción ecológica incluye una serie de iniciativas especialmente destinadas a impulsar la acuicultura ecológica en la UE.
Además de su potencial como productos biológicos y biocombustibles, las algas pueden constituir una alternativa viable y sostenible de alimentos y piensos. Los alimentos a base de algas pueden aliviar la presión que ejercen la agricultura, la acuicultura y la pesca sobre el medio ambiente. La inversión en las microalgas como nueva fuente de piensos puede ayudar a reducir la captura de peces salvajes para ese fin. Aunque combatir la eutrofización requiere principalmente reducir la contaminación en origen, la producción de algas en el mar puede ayudar a eliminar el exceso de carbono, nitrógeno y fósforo del agua. La introducción de nuevos alimentos y piensos marinos y a base de algas en el mercado de la Unión Europea es una gran oportunidad para el desarrollo del sector de alimentos sostenibles. Aunque muchos productos ya están en el mercado, la introducción de nuevos alimentos a base de algas podría estar sujeta a los requisitos del Reglamento sobre nuevos alimentos y a una autorización previa a su comercialización. La Comisión también analizará el potencial de los alimentos marinos cultivados a partir de células como alternativa innovadora y sostenible.
Con el propósito de construir sistemas alimentarios sostenibles en la economía azul, la Comisión hará lo siguiente:
- presentar, de aquí a 2023, una propuesta legislativa para un marco que incluya los productos de la pesca y la acuicultura, a fin de acelerar y facilitar la transición hacia un sistema alimentario sostenible;
- presentar en 2022 una propuesta legislativa sobre normas de comercialización modernas y sostenibles para los alimentos marinos a fin de proporcionar información comparable a los consumidores y a los operadores de la cadena de suministro sobre la sostenibilidad ambiental y social de los productos marinos y sobre su huella de carbono;
- adoptar en 2022 una iniciativa específica sobre las algas para fomentar el desarrollo del sector de las algas de la UE. La iniciativa facilitará la autorización de las algas como nuevo alimento, al reducir los costes de la solicitud, facilitar el acceso al mercado, aumentar el conocimiento y la aceptación por parte de los consumidores de los productos a base de algas y colmar las lagunas de conocimientos, investigación e innovación;
- apoyar la transición digital del control de la pesca y promover la garantía de cumplimiento de las normas pesqueras mediante la revisión del sistema de control de la pesca a fin de continuar progresando hacia mecanismos avanzados de control digital de la pesca;
- evaluar el potencial y las necesidades de investigación e inversión relacionados con los alimentos marinos cultivados a partir de células;
- al aplicar la política pesquera común, reforzar la gestión de la pesca en el Mediterráneo y el Mar Negro, en estrecha colaboración con todas las partes interesadas a fin de lograr la rápida ejecución del plan plurianual de gestión de la pesca en el Mediterráneo occidental.